martes, 20 de noviembre de 2012

RESEÑAS


 Sábado 14 de Mayo de 2011 - 12:01 AM
¿Nazismo en Colombia?
 Autor: Alfonso Gomez Gomez


 Estela Goldstein, directora de fundación que agrupa sobrevivientes del holocausto nazi y a sus hijos, propone penalizar el culto a las aberraciones hitlerianas en Colombia. Dice que setenta personas de su familia murieron en los campos de concentración nazis. (Semana 2 a 9 de mayo 2001).Escribe Richard Overy en su obra "Dictadores" que la utopía que se propuso en Alemania de Hitler "era biológica, comprometía la creación de un cuerpo racial puro que fuese capaz de reproducirse de acuerdo con criterios demográficos definidos. La valía y el bienestar individuales atendían a la utilidad biológica, el valor de raza y la disposición de aceptar el sacrificio del yo en aras de la supervivencia de la especie…" Agrega: "…La creación de una raza pura, empleando la política eugenésica y medidas coactivas de asistencia social, fue uno de los rasgos principales de la dictadura…"p.321). Era la utopía fantástica que centraba un ideal inalcanzable y violento utilizando la persecución y la tergiversación, porque otra era la realidad. En la búsqueda del hombre "ario" se impusieron métodos atroces y los campos de concentración para judíos, especialmente. Hitler desencadenaba la guerra como procedimiento de salud racial y virilidad nacional en una batalla contra la degeneración, por lo cual los médicos escogidos eran "soldados biológicos". El asesinato masivo practicado por el Estado. Se creó un registro científico que puso en marcha el exterminio de niños minusválidos en veinte instituciones seleccionadas. Se les aplicaban inyecciones letales, sobredosis de barbitúricos, se les negaba asistencia médica, o alimentos hasta perecer. Se les llevaba a cámaras de gas que tenían ventanilla de observación y tuberías conectadas a depósitos de monóxido de carbono. De matar con gas existieron los campos: Grafenec, Hartein, y Sonnenstein, entre otros, para limpiar la humanidad de la escoria. A las víctimas se les afirmaba que eran procedimientos de desinfección y limpieza.

La Noche De Los Nazis Criollos 


 CRÓNICA Con esvásticas, efigies, himnos y discursos amenazantes, 122 personas se reunieron para conmemorar el natalicio 122 de Adolfo Hitler, en un salón del centro de Bogotá. Un equipo de SEMANA vivió con ellos tres horas de locura y fanatismo.
Sábado 23 Abril 2011 

La cita es en la entrada de la Biblioteca Nacional, en medio de la soledad típica de los fines de semana en el céntrico barrio Las Nieves de Bogotá. Mientras la mayoría católica de la ciudad se prepara para el Domingo de Ramos, los invitados llegan para la conmemoración del natalicio de Adolfo Hitler. Se hacen llamar Tercera Fuerza (TF).Visten con prendas oscuras; algunos llevan abrigos para hacerles el quite a la insistente llovizna y al frío. Con el cabello a ras y las botas relucientes, que no esconden su condición de aparente milicia, uno de los jefes admite que los periodistas de SEMANA ingresen al lugar de la cita, el salón de un hotel cercano al que solamente se accede con invitación y que está custodiado por la Policía. Se llama Diego y le dicen 'el Comandante'. El hombre se toma a pecho su papel y prohíbe hacer su trabajo al reportero gráfico hasta que todo esté listo. Es joven, tiene la cabeza rapada, las manos cuidadas, un bigote diminuto y un fuerte olor a loción que, inevitablemente, recuerda a las viejas barberías. "Es un homenaje en este mes al natalicio de nuestro gran líder", manifiesta y, en seguida, responde una llamada en su celular. "Sí, 'Cuchito', sí, sí, ya todo está listo", le dice con respeto casi reverencial. A lado y lado del recinto se levantan un par de imágenes de Adolfo Hitler, acompañadas en su parte inferior con el lema de la Alemania nazi: "Ein Volk, ein Reich, ein Führer" ("Un pueblo, un imperio, un líder"). Son 122 años de su natalicio, el mismo número de los convidados a la reunión. Dos banderas rojas flanquean su figura, con la inequívoca esvástica dentro de un círculo blanco.


 El pasado nazi de Reichel-Dolmatoff 

 La historia oculta 
Documentos recién descubiertos confirman la participación activa del fundador de la antropología en Colombia en el régimen de Adolf Hitler.
Por: Camilo Jiménez Santofimio.
 Publicado el: 2012-08-13 

Antes de que la voz se le quebrara, hizo una pausa y empezó a respirar con dificultad. Luego dijo: “A mí me duele leer esto”. Dirigió la mirada al fondo del auditorio y permaneció uno, dos, quizá tres segundos en silencio. Finalmente, giró la cabeza hacia un lado y batió las hojas de papel que sujetaba en la mano. “Disculpen, me duele porque yo conocí a Gerardo Reichel…”. En ese momento comenzó a llorar. El pasado 18 de julio, a las ocho de la mañana, Augusto Oyuela-Caycedo pronunció un discurso que cambiará para siempre la historia de la antropología en Colombia. Aquella mañana, la tercera jornada del 54 Congreso Internacional de Americanistas acababa de comenzar en la Universidad de Viena, en Austria. Oyuela-Caycedo tenía a su cargo la apertura de un acto conmemorativo sobre Gerardo Reichel-Dolmatoff: el fundador de la Facultad de Antropología de la Universidad de los Andes, uno de los más celebrados académicos del país y bautizado el “padre de la antropología colombiana”, que murió en 1994 y este año habría cumplido cien años de vida. Hace poco, la Universidad Javeriana editó en castellano por primera vez una de sus obras más importantes La gente de Aritama. La personalidad cultural de una aldea mestiza en Colombia.

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