martes, 13 de noviembre de 2012

HISTORIA


Los alemanes en el Caribe Colombiano La bonanza tabacalera que tuvo a partir de la década de 1850 impulso la llegada de casas comerciales y agencias de navegación alemanas a Barranquilla, dentro de esta migración llego a Colombia Adolfo Held en 1880 como empleado de una firma alemana. Adolfo Held uno de los empresarios extranjeros más influyentes en Colombia durante finales del siglo XIX y comienzos del Siglo XX, fue el creador de una de las primeras cadenas de almacenes en Colombia, con presencia en más de 10 ciudades, fundó una hacienda en la costa atlántica de casi 21.000 hectáreas y 11.000 cabezas de ganado, introdujo el primer toro Cebú a Colombia, fue un importante exportador del tabaco de El Carmen, participo en la creación del Banco Alemán Antioqueño (mas tarde conocido como el Banco Comercial Antioqueño)e incursiono en el negocio de transporte fluvial y marítimo exportando e importando una amplia gama de productos que vendía tanto en Colombia como en Alemania. Luego del periodo colonial barranquilla era una pequeña aldea, de menor importancia que Cartagena y Santa Marta. Con la inauguración del ferrocarril de Sabanilla-Barranquilla, principal ruta de acceso de los productos de importación, el auge del puerto fluvial y marítimo condujo a un rápido crecimiento de la ciudad, convirtiéndola en la década de 1860 en la principal ciudad del Caribe Colombiano. El despegue comercial de Barranquilla se da en la época de 1850, gracias a las exportaciones colombianas de tabaco, lo que llevo atrajo una gran migración tanto interna desde diferentes regiones de la costa como externa desde finales del siglo XIX.

 algunos campos y ciertas áreas dentro de los campos de concentración eran diseñados especí¬ficamente para mujeres. En mayo de 1939, los nazis abrieron el campo de Ravensbrueck, el campo de concentración más grande creado para mujeres. Más de 100.000 mujeres pasaron por Ravensbrueck hasta la liberación en 1945. En 1942, un campo de mujeres fue creado en Auschwitz (donde las primeras prisioneras eran las mujeres deportadas de Ravensbrueck). En Bergen-Belsen, un campo de mujeres fue creado en 1944. Miles de prisioneras judí¬as de Ravensbrueck y Auschwitz fueron transferidas a Bergen-Belsen. Su vida en los campos: una gran dosis de solidaridad entre las mujeres para conseguir comida, la preocupación para que los hijos no sufrieran, las estrategias de maestras y madres para seguir educando a sus hijos, la condición de mujer perdida ( por la situación de cautiverio, las chicas no menstruaban y eso preocupaba a los médicos nazis, que así¬ no podí¬an seguir con sus crueles experimentos sobre los cuerpos de sus prisioneros)… Ni las mujeres ni los niños fueron salvados de las operaciones nazis de asesinato masivo. Las mujeres, especialmente las que tení¬an niños pequeños, eran, a menudo, las primeras “seleccionadas” para gaseamiento en los campos de exterminio. En los ghettos y los campos, los nazis detení¬an mujeres para realizar trabajos forzados. Los médicos nazis a menudo usaban las mujeres judí¬as y gitanas para experimentos de esterilización y otros experimentos humanos inmorales. En los campos y los ghettos, las mujeres eran particularmente vulnerables al acoso y la violación. Las mujeres judí¬as embarazadas a menudo trataban de ocultar sus embarazos o eran forzadas a hacer abortos. Muchas de las mujeres-guardias de la S.S. igualaban en crueldad y en dureza a sus colegas masculinos. Incluso competí¬an por ser los/las más crueles en el trato con los presos. Especialmente temida era la jefa de vigilancia del campo de mujeres, Marí¬a Mandel, que también tomaba parte en las selecciones. Las mujeres fí¬sica y psí¬quicamente se derrumbaban antes que los hombres, convirtiéndose por ello también antes en un “musulmán” (así¬ llamaba la S.S. a los prisioneros que tení¬an un aspecto sumamente demacrado y ya no podí¬an realizar trabajos duros). La media de esperanza de vida de las mujeres en el campo era en un 50% inferior a la de los hombres. Sólo la esperanza de vida de aquellas mujeres que formaban parte de los “buenos comandos de trabajo” era superior (p. ej. en la cocina, en la sastrerí¬a, de asistenta en la familia del comandante, de escritora en la sección polí¬tica, etc.). Todas las demás presas tení¬an que realizar, al igual que los hombres, los trabajos más penosos. Las mujeres también estaban obligadas a prestarse a experimentos pseudomédicos. Destacaban especialmente por su crueldad los médicos Dr. Schumann (esterilización con rayos X), Dr. Clauberg (esterilización con preparados quí¬micos, inseminación artificial de las mujeres, castración de los hombres) y Dr. Mengele (experimentación con gemelos, investigación racial en gitanos y enanos).

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